Confío en mi

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Nos enseñan que confiar en nosotros mismos no vale la pena. Lo que importa, es lo que piensa el resto de la gente. Lo que importa es cómo nos hacen sentir esos comentarios.

Así nos volvemos esclavos de las mentalidades de otros, de las vidas de otros, de las percepciones de otros.

¿Y qué pasa con nosotros?

Perdemos todo, toda intuición, todo amor propio, toda capacidad de confiar en que lo que sentimos cuando la piel se eriza es una verdad, es nuestra verdad.

¿Sabes? Hace unos pocos días recordé algo de mi infancia. Recordé que cuando tenía alrededor de diez años, me gustaba ver el aura de la gente. Sí. Así como lo oyes, recuerdo perfectamente mirar el aura de cualquiera y verla con un color, verla como una realidad.

Así iba por la vida, diciéndole al mundo que su aura era azul, verde o morada… dejando bocas abiertas de adultos incrédulos que por alguna razón sí le creen a los niños.

Un ser hermoso que conozco, también, cuando era chica, quería ser astróloga, quería leer las estrellas, quería saber cuál era su relación con la madre luna.

Hoy comprendí, por esas lecciones agradables que, de repente, la vida pone enfrente, que debo confiar en mí, que debo rendir mi resistencia y darle chance al universo a que se manifieste.

¿Te has dado el tiempo de descifrar qué era lo que eras cuando eras un niño? ¿Has podido recordar qué era lo que te hacía feliz? ¿Lo que te gustaba? ¿para qué eras buen@?

Después de eso, olvidamos todo. Tras recordar, vivir, y bebernos lo que realmente somos durante muchos años de niñez, llega la superhipermegarracional- adultez y acaba con todo.

Comenzamos a avergonzarnos de nuestros propios sueños y decidimos escuchar al mundo cuando dice que la vida es cuestión de sacrificios.

Sacrificios, sacrificios, sacrificios.

Si quieres tener una vida “decente” debes estudiar quién sabe cuánto para, entonces, poder acceder a un empleo que “con suerte” te dé asilo hasta que estés viejo y, entonces, poderte “retirar” (con una pensión vergonzosa) para ser libre.

¿Por qué no ser libre desde el principio?

¿Qué pasaría si todos siguiéramos esos sueños y dones que tenemos cuando somos niños? ¿Qué pasaría si no nos desconectáramos de la infinita energía que nos educa y nos da la intuición necesaria para descubrir para lo que somos buenos, lo que nos apasiona, lo que nos hace vibrar?

Todavía podemos hacer las paces con ello. Recuerda que el tiempo y el espacio es relativo. El pasado, presente y futuro no son más que una ilusión proveniente de las barreras que nuestra mente propone.

Hoy #ViernesdeMeditación, realicé una meditación guiada para que conectes nuevamente con ese niño que llevas dentro, para que recuerdes cosas de tu infancia que te den claves a desarrollar ahora que eres adulto.

Nunca es tarde, sólo confía.

Para acceder a la meditación da click o copia la dirección en tu navegador:

www.alasdeorquidea.com/meditacion-nino-interno/

#GraciasPorConectar.

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