La PAZ la hacemos todos

Hace unos días en la tierra que tiene la mitad de mi corazón, Colombia, se firmó la "tan esperada" PAZ.

No tengo idea de política, creo que es una defensa de mi mente para no meterse en enredos contradictorios y absurdos, pero este tema de la paz, por supuesto, me interesa. Más como luz y estado mental que como acuerdo entre dos manos que se estrechan sin querer estrecharse de corazón. 

Sin embargo, no quiero hablar del proceso de paz como tal, ni siquiera sabría qué decir; que si las farc pueden llegar al congreso o les dieron demasiado a cambio de la paz, no lo sé, creo que a los ciudadanos mortales comunes y corrientes, nos manipulan la información como se les da la gana a los medios. 

Para esto quiero hacer una acotación, durante mis casi 8 años de trabajar en el Excelsior fui censurada unas 3 o 4 veces cuando a los de arriba no les parecía que hablara de algún tema en especial: desde los 3 libros de Peña Nieto, hasta las incongruencias de la actriz de Hollywood Angélica Rivera (digo, de televisa). 

Me regresaban mi columna con un especial pedimento de "ya no hablar de eso". Así que decidí nunca más hablar de nada que tuviera que ver con política –igual no se nada de ella– y volqué mi columna a temas en los que me permitieran ser honesta.

¿Por qué no los mandé al carajo cuando me cesuraban? Por cobarde, básicamente. Pero esa es otra historia de la cual no me siento orgullosa. 

Así que comprenderán que mi confianza en los medios es nula. Creo que todos los medios que consideramos importantes tienen agenda y a sus comunicadores les hacen regirse a ella. Por eso, lo que leo sobre la paz en diversos medios no me da más que verdades a medias. 

Creo que por eso el camino me llevó a desinteresarme aún más de la política de lo que ya estaba en el pasado. Soy una perfecta ignorante de muchas cosas que, según algunos, debería saber, pero la verdad es que no ver noticias y no contaminarme de la basura mediática me ha llevado a tener una mente más tranquila y más en PAZ.

La paz no se firma, mis queridos amigos, la PAZ se hace, como el amor, tal cual.

Me alegra profundamente que mi Colombia querida esté en proceso de diálogo en el que, si no todos salen contentos, por lo menos deje de haber tantísima violencia que andaba desangrando al país.

Me pone contenta, no las estadísticas que según las revistas –con agenda, recuérdenlo bien– muestran al respecto, sino el hecho de saber que medio siglo de conflicto comienza a hilar su camino hacia la LUZ.

Me encuentro optimista porque sé que por algo se empieza y porque también se que los seres humanos somos patológicamente contreras; o sea, no nos gusta nada. Si se firma porque se firma, si no se firma porque no se firma. 

El tiempo, como siempre, sanará todo. El odio se irá y el amor prevalecerá. Es una ley.

No nos damos cuenta de que la guerra de intereses es más profunda que un acuerdo de paz y que incluso la paz es negociada a partir de esos intereses que hacen parecer sociales y al final terminan siendo un tanto personales. Pero no importa, al final del día lo que importa es el resultado y hacia donde vamos.

¿El fin justifica los medios? No lo sé, a veces sí, a veces no. Vaya usted a saber si estos medios justifican el fin de la paz. Lo que veo con claridad y sin cabida a dudas es que a la verdadera PAZ se llega por el camino de la PAZ y no por el camino de la guerra.

Para aquellos que creen que la PAZ se logra con guerra, están equivocados, pues las marcas de la guerra y el odio se heredan por generaciones y como nadie quiere que le maten el papá o la mamá o los hermanitos, pues la historia puede durar medio siglo o más. 

No podemos lograr paz matando más gente, no hay de otra mas que negociar, eso hacen los buenos: la paz por medio de la paz. ¿Quién es bueno y quién es malo? ¡hum! vaya usted a saber, y eso no proviene de mi ignorancia política sino del saber que toda verdad tiene tantas caras como implicados. 

Soy fiel creyente de andar dejando la responsabilidad por la PAZ a otros y comenzar por nosotros mismos, por escuchar otros puntos de vista y no atropellar a quien no piensa como yo. La PAZ comienza por honrar la ideología de otro y mediar entre lo que me hace sentido a mi y lo que le hace sentido a los demás.

La PAZ comienza cuando dejamos de andarnos agarrando como perros y gatos porque yo me identifico con un político o con otro, porque mi partido es este y el tuyo es una mierda, porque los ricos son esto o aquello. Porque pobres los pobres pero no me ensucio las manos para servirlos y si uno se me acerca me cruzo de banqueta. 

La PAZ comienza cuando dejamos la hipocresía, cuando nos aceptamos vulnerables y con errores y aprendemos a evolucionar en compañía de quienes nos acompañan en este planetita hermoso. 

La PAZ comienza en mi corazón cuando decido aceptar las cosas como son y en vez de ir en contra de todo voy en fluidez con mi vida, cuando doy la mejor versión de mi mismo a mi país a mi comunidad o a mi familia.

La PAZ comienza así, haciendo la paz conmigo y luego proyectándola en coherencia. 

LA PAZ SE HACE, mis queridos compañeros de tierra, y la forma de tenerla, no depende únicamente de los políticos o las agendas mediáticas, sino de nosotros mismos que somos los que soportamos, literalmente, a los sistemas. 

Luz blanca para Colombia, para que este proceso, a pesar de que algunos los medios no nos puedan parecer adecuados o "correctos", llegue al verdadero FIN que nos interesa a todos: LA PAZ. 

Mi amor para todos,

AlasdeOrquidea