Del miedo a la libertad

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Todos los seres humanos experimentamos miedo. El miedo es una reacción natural de nuestra mente.

Recuerda que fuimos creados para sobrevivir a costa de lo que sea, es por eso que, cuando nuestra supervivencia se ve vulnerada, el miedo se detona y, con ello, el corazón bombea más sangre, lo cual hace que nuestros músculos y el sistema en general estén más que equipados para salir corriendo tan rápido como se pueda.

Sin embargo, los seres humanos nos las hemos ingeniado para vivir en modo-supervivencia constante —aunque no nos ande persiguiendo ningún león hambriento— y no nos permitimos SER, porque estamos paralizados por miedo.

El ego se ancla del miedo. El ego es la esencia de nuestro instinto de supervivencia y hará lo que sea necesario por mantenerse a salvo.

Es el ego el que te llena de inseguridades y te mantiene en la zona de confort, en donde no eres feliz, pero estás “segur@”.

Fuimos creados para utilizar todo nuestro potencial, magnificar nuestros dones y convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.

Fuimos creados en abundancia. Y fuimos nosotros quienes le vendimos nuestra libertad y nuestra paz a los estímulos externos, desconectándonos con la fuente de todo equilibrio: nuestro ser interior, nuestro mundo interno, nuestra propia paz.

Para sanar al mundo debemos sanarnos nosotros primero. Debemos reconectar con esa abundancia que somos y que experimentamos, debemos soltar los pasados que arrastramos, los futuros de humo sobre los que reposa nuestra ansiedad del presente.

Sanando la raíz, nuestro ser, nuestro cuerpo, nuestro mundo interno, comenzamos a generar cambio alrededor.

Sanar es liberarse del miedo, mantenerse de forma constante en el presente para no permitirle al miedo que nos robe la iniciativa de crear una vida de felicidad.

Los miedos nos vuelven esclavos. Esclavos de un trabajo que no nos gusta, esclavos de relaciones sin ningún sentido, esclavos de adicciones, malos hábitos.

Nuevamente vuelvo a ese centro que tanto me gusta: la autoestima. Si no hay amor incondicional por ese ser maravilloso que eres, tu vida se vuelve miedo.

Si confías en ti, te amas, te aceptas y te tienes compasión, no tienes por qué tener miedo, entonces te permites ser, te permites actuar, te permites arriesgar, te permites creer, te permites amar y te permites ser feliz.

Cuando te permites no actuar en miedo, nadie traspasa tus límites, porque eres tú quien ha creado barreras inamovibles. Te involucras en relaciones sanas, generas conexiones profundas, porque te das chance de ser y tu esencia es perfecta.

El miedo siempre estará presente en tu vida, es un instinto y no se puede cambiar, pero sí puedes aprender a identificarlo, a estar más presente a la hora de sentirlo, mas no dejarte paralizar por él.

Entonces, sólo entonces, serás libre.

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