Conectando con la raíz

IMG_9107 Nuestro México es un cúmulo de bellas tradiciones que los mexicanos arraigados a su cultura, se encargan de pasar generaciones tras generaciones. Gracias a ellos.

Oaxaca es una muestra fehaciente de lo que digo. “La gente piensa que acá en Oaxaca somos retrasados y vivimos en el pasado porque no aceptamos las grandes corporaciones o centros comerciales. Lo que pasa es que nos gusta cómo es nuestra ciudad, nos gusta pelear porque no tiren árboles y por nuestro sentido de comunidad”, me dijo una Oaxaqueña enamorada de sus raíces, en el colectivo que tomamos desde el aeropuerto al centro de tan apasionante ciudad.

Una de las tradiciones mexicanas que más me apasiona, recientemente, es la del mezcal. No solo porque es una bebida que me recuerda a mi país cuando estoy lejos de él, una bebida que conecta otras culturas con la nuestra con solo decir salud y cerrar los ojos para sentir ese sabor a manos artesanales, sino porque es tan mexicana que canta por sí misma.

El camino nos puso en una mezcalería de antaño: El Rey de Matatlán. Primera vez que asisto a un recinto de elaboración de mezcal, nunca imaginé que hubiera tantos diferentes según las plantas y los procesos. Confieso que me encontraba alucinada. Es como pensar en un vino mexicano, igual de complejo y diferente el uno del otro.

Sin embargo, lo que más disfruté –además del mezcal Madrequixe, Tobalá , Lumbre y Tepextate, del cual compramos una sagrada botella– fue la conexión con Oscar Román López Barrita, descendiente de la familia tradicional y quien, en un despliegue de pasión por sus antepasados, nos contagió de inspiración y conexión con su esencia.

“Para mi el mezcal significa la conexión con mis raíces, con mis tradiciones, con mi familia”, expresó Oscar cuando nos compartió que en una entrevista que le hicieron en el pasado, le preguntaron qué es el mezcal para él. No sé si eran mis ojos húmedos con la emoción de Oscar al compartirnos sus sentimientos, o sí lo pude percibir empapado de emoción en sus propias tímidas lágrimas que humedecieron los suyos.

Me transmitió la belleza de abrazar una tradición heredada, no solo en forma de negocio, sino como un arte que solo las generaciones involucradas pueden traspasar a sus nuevos aprendices.

Oscar todavía no tiene hijos, pero planea transmutar la pasión familiar a sus críos cuando lleguen, con la esperanza de que ellos continúen con tan hermosa encomienda de crear mezcales de excelente calidad que pongan el nombre de nuestra cultura, y su familia, en alto.

Tras adquirir nuestra botella de Tepextate y prometerle que a cada jicarita que bebamos recordaremos tan especial conexión, nos encaminamos a conocer más mezcalerías artesanales que nos transmitieran su amor por el brebaje que con tanta paciencia producen en nuestro país.

El mezcal es y fue una bebida de dioses gracias al ritual que envuelve su creación. La misma naturaleza impide que se convierta en un brebaje industrializado pues los tiempos de maduración de la planta y reposo, son vitales a la hora de servir un buen mezcal en su correspondiente jicarita.

Y como se me quedó corto el espacio, mañana, continuará…

#GraciasPorConectar

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